El anuncio del fabricante sueco Volvo de dejar la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) a finales de 2022 plantea interrogantes sobre el prestigio y la influencia del poderoso grupo. La noticia llega poco después de que Stellantis anunciara también el mes pasado que dejaba la asociación este mismo año.
La patronal con sede en Bruselas tiene como objetivo representar los intereses comunes del sector automotor, justo en un momento en el que toda Europa está inmersa en el debate sobre el paquete de medidas Objetivo 55, que demanda objetivos climáticos más estrictos. Sin embargo, ya se empiezan a apreciar las primeras discrepancias. Los dos miembros han decidido dar portazo a la patronal por diferentes razones, Stellantis para crear su propio foro de movilidad y Volvo porque valora que sus ambiciones de sostenibilidad no están del todo alineadas con las de la ACEA.
No están del todo alineadas
Stellantis y Volvo han sido miembros clave de ACEA, presidida por el consejero delegado de BMW, Oliver Zipse, y que representa a 16 de los principales fabricantes automotrices con plantas de fabricación en Europa. Mientras el objetivo de la asociación es «avanzar en su hoja de ruta hacia las cero emisiones», Volvo se ha propuesto objetivos de sostenibilidad mucho más ambiciosos, que no están del todo alineados con los de la ACEA.
Volvo Cars declaró a Autovista24 que su estrategia de sostenibilidad para ser una marca totalmente eléctrica para 2030 no está del todo alineada con la posición de la ACEA al respecto.
La Unión Europea trata de ejecutar la prohibición de vender coches nuevos con motor diésel o gasolina a partir de 2035, a la vez que la ACEA reclama la «apertura tecnológica», lo que significaría que el hidrógeno y lo que denomina «otros combustibles neutros en CO2» podrían desempeñar un papel importante en la descarbonización de la movilidad, explicó el grupo.
El claro apoyo de Volvo Cars hacia la propuesta de electrificación elimina por completo la posibilidad de conducir vehículos con motor de combustión a partir del año 2035.
El fabricante sueco señaló: «Tras muchas deliberaciones, hemos concluido que la estrategia y las ambiciones de sostenibilidad de Volvo Cars no se ajustan del todo con el posicionamiento y la forma de trabajar de ACEA en estos momentos. Por lo tanto, creemos que es mejor tomar un camino diferente por ahora.
Lo que hagamos como sector será decisivo para que el mundo tenga una oportunidad de frenar el cambio climático. En Volvo Cars, creemos que es nuestro deber estar a la altura del reto. Tenemos uno de los planes más ambiciosos de la industria, pero no podemos acometer solos la tarea de alcanzar las cero emisiones en el transporte».
El fabricante también instó al resto de los agentes implicados en la lucha contra la crisis medioambiental a cumplir este objetivo. «Quien lo haga encontrará un fuerte aliado en Volvo Cars», señaló Volvo.
Un cambio sin precedentes
La salida de dos miembros de la ACEA en cuestión de semanas ha puesto en evidencia las discrepancias entre algunos de los miembros más antiguos. Esto demuestra que algunos fabricantes siguen una estrategia mucho más agresiva que otros a la hora de reducir las emisiones de carbono.
La posible utilización de electrocarburantes a partir del 2035 continúa siendo un tema controvertido, con una clara división de opiniones sobre la verdadera inocuidad ambiental de estos productos.
ACEA quiso aclarar a Autovista24 que no cesará en su empeño de lograr una propuesta unificada. Sobre la salida de Volvo, la asociación comentó: «Respetamos la decisión de Volvo Car Corporation de abandonar la ACEA a finales de año. Estamos en medio de una transformación sin precedentes. ACEA seguirá su ambiciosa ruta de transformación de movilidad en Europa, fomentando la posición competitiva de la industria a escala global para la transición a la neutralidad climática. Seguiremos siendo la voz de los fabricantes de automóviles, camiones, furgonetas y autobuses de Europa, trabajando codo con codo con los socios y las partes interesadas más relevantes».
Agitación
Volvo Cars ha sido uno de los fabricantes más claros sobre sus intenciones en cuanto a la sostenibilidad. Se ha marcado el objetivo de convertirse en un negocio circular y completamente neutral en emisiones de dióxido de carbono para el 2040, uno de los mayores retos a los que se enfrenta el fabricante. Volvo ha venido propugnando una postura ética y el objetivo de convertirse en una empresa responsable, dentro de un sector que ha sido tradicionalmente uno de los más contaminantes.
A diferencia de Volvo, el motivo que llevó a Stellantis a abandonar la ACEA es la de centrarse en crear un nuevo foro dedicado al futuro de la movilidad.
La decisión está agitando las actividades de presión del sector del automoción en Europa. En estos momentos, no está claro que Volvo se vaya a unir al nuevo foro de movilidad de Stellantis. Aunque Stellantis, que incluye a Citroën, Fiat, Opel y Maserati, quiere vender únicamente VE en Europa a partir de 2030, sus metas en otros mercados como el de Estados Unidos no son tan altas como, por ejemplo, las de Volvo, que se ha marcado unos objetivos más ambiciosos.
A principios de año, el consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, se mostraba crítico con la propuesta de Europa de retirar gradualmente los coches de combustión interna, ya que acarrearía riesgos sociales y medioambientales. La tachó de ser una tecnología «elegida por políticos y no por la industria».
Con la Unión Europa todavía a una década de ejecutar una posible prohibición de los coches de combustión interna , que podría diluirse si se permiten los electrocombustibles, las opiniones sobre cómo abordar los objetivos del cambio climático siguen divididas en la industria del automóvil.
Contenido proporcionado por Autovista24.
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